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Áreas Protegidas de Chile y su importancia para el bienestar de las personas.

Año tras año, somos testigos del aumento en el número de turistas nacionales y extranjeros que visitan las Áreas Silvestres Protegidas de nuestro país. Según la información publicada por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), entidad encargada de administrar estos lugares, hasta el año 2019, se experimentó un crecimiento sobre los 3,5 millones de visitantes.

Esta tendencia, constante en los últimos años, es evidencia del enorme interés de las personas por desplazarse a estos sitios. Más aún, según diversas estimaciones en otros países del mundo, la demanda de visitantes podría aumentar debido a la necesidad de las personas por estar en contacto con la naturaleza .
Mucho se habla del valor de las áreas protegidas en el marco del cambio climático, su aporte ecológico o de valor para investigaciones que las transforman en laboratorios naturales. Sin embargo, las áreas protegidas no solo constituyen una estrategia de desarrollo social en diversos aspectos si no que también albergan una muestra del patrimonio natural y cultural más importante de Chile.

Uno de los más importantes, es su aporte a la salud de las personas. No es novedad la enorme cantidad de beneficios que la naturaleza nos provee y sobre cómo éstas, pueden ser la medicina necesaria para nuestra sociedad. Estos lugares pueden contribuir a prevenir enfermedades y tratar problemas existentes, tanto en aspectos de salud física así como mental.

Pero, ¿Qué son las áreas protegidas? Según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) corresponden a “un espacio geográfico claramente definido, reconocido, dedicado y gestionado mediante medios legales u otro tipo de medios eficaces para conseguir la conservación a largo plazo de la naturaleza y de sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales asociados”.

Uno de los principales conceptos en los que podemos desglosar la definición es en el de servicios ecosistémicos, es decir, los beneficios que los seres humanos reciben de la naturaleza. Desde el agua que bebemos, hasta los componentes básicos de las medicinas. Lo podemos decir de forma más sencilla: las áreas protegidas son un refugio para el bienestar integral de la sociedad.

Sumado a lo anterior, las áreas protegidas pueden ser un motor de desarrollo local. Si miramos destinos como San Pedro de Atacama o Puerto Natales, lo que tenemos asociado son lugares de alto valor ecológico que estimulan economías locales gracias a herramientas como el ecoturismo. Precisando más aún, los grandes atractivos naturales de Chile están ligados a áreas protegidas y por lo tanto, son el elemento principal de motivación de turistas extranjeros por nuestro país.
Con todo, las áreas protegidas son un pilar para el desarrollo sostenible del país. Su aporte en materia ambiental es claro. No así con la dimensión social o económica. Como Fundación, trabajamos en impulsar que exista una valoración mayor por parte de las personas. Estimular el sentido de pertenencia de quienes las visitan es esencial, hoy más que nunca, necesitamos a las áreas protegidas y ellas a nosotros.

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